Cómo gestionar las emociones en el trabajo
Tabla de contenidos
La importancia de la gestión emocional en el trabajo
En las empresas, la gestión emocional de los empleados es fundamental. Principalmente, porque las situaciones que alteran el nivel emocional de los trabajadores son inevitables y por supuesto afectan directamente en el desempeño de las funciones.
Por este motivo, los departamentos de recursos humanos y los líderes de equipo deben establecer objetivos alineados con las situaciones personales de los trabajadores, determinar métodos efectivos para lograrlos, fomentar el trabajo en equipo y mejorar las relaciones personales y laborales entre compañeros.
Desde Lukkap, como especialistas en Experiencia de Empleado, hemos seleccionado algunos puntos claves para empresas apoyados en estudios relevantes:
- Productividad y Rendimiento: Un estudio de la Universidad de Warwick encontró que los empleados felices son un 12% más productivos que el promedio. La gestión emocional positiva en el trabajo contribuye directamente a este bienestar.
- Reducción del Estrés y Ausentismo: Según la Asociación Americana de Psicología (APA), las empresas que implementan programas de gestión emocional y bienestar reportan una reducción significativa en el estrés y el absentismo de los empleados, lo que se traduce en una mayor productividad.
- Mejora en la Toma de Decisiones: Un estudio de la Harvard Business Review mostró que los empleados con alta inteligencia emocional son mejores en la toma de decisiones y la resolución de problemas, lo que impacta positivamente en la eficiencia y efectividad operativa de la empresa.
- Retención de Talento: La gestión emocional adecuada mejora la satisfacción laboral y reduce la rotación de personal. Según un informe de Gallup, empresas con empleados emocionalmente comprometidos tienen una rotación un 18% menor.
- Mejora del Clima Laboral: La investigación de la Society for Human Resource Management (SHRM) indica que un buen clima laboral, promovido por una gestión emocional efectiva, mejora la colaboración y la cohesión del equipo, impulsando así la productividad.
- Impacto Financiero: Según el estudio «The ROI of Employee Well-Being» de Virgin Pulse, las empresas que invierten en bienestar laboral pueden esperar un retorno de inversión de 3 a 1, debido a la mejora en la productividad y la reducción de costos relacionados con la salud y el ausentismo.
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¿Cómo aprender a gestionar las emociones en entorno laboral?
Aunque cuando uno está inmerso en un periodo de transformación o de cambio en el trabajo puede costar lidiar con las emociones, si aprendemos a gestionar las emociones adecuadamente es una gran oportunidad para salir reforzado en nuestra vida laboral.
Por ello, es necesario seguir unas pautas para que estos cambios puedan ser convertidos en un momento de enriquecimiento laboral para el empleado en muy diferentes planos y/o niveles.
✅ Desarrollar la Autoconciencia
Practicar la autorreflexión: Tomarnos un tiempo cada día para reflexionar sobre nuestras emociones y cómo afectan a nuestro comportamiento. Mantener un diario emocional puede ayudarnos a identificar patrones y desencadenantes.
Solicitar retroalimentación: Pedir a compañeros de trabajo de confianza que nos den su opinión sobre cómo manejamos nuestras emociones en el trabajo. Esto puede proporcionarnos una perspectiva externa valiosa.
✅ Mejorar la Autorregulación
Técnicas de relajación: Practicar técnicas como la respiración profunda, la meditación o el mindfulness para mantener la calma en situaciones estresantes.
Pausas regulares: Tomarnos pequeños descansos durante el día para despejar la mente y reducir el estrés acumulado.
✅ Desarrollar la Empatía
Escucha activa: Prestar atención a lo que dicen nuestros colegas sin interrumpir y tratar de comprender su perspectiva. Esto mejora la comunicación y las relaciones interpersonales.
Mostrar empatía: Reconocer y validar las emociones de nuestros compañeros de trabajo. Esto crea un ambiente de apoyo y confianza.
✅ Fortalecer las Habilidades Sociales
Comunicación efectiva: Mejorar nuestras habilidades de comunicación verbal y no verbal. Expresar nuestras ideas y emociones de manera clara y asertiva.
Resolución de conflictos: Aprender técnicas de resolución de conflictos para manejar desacuerdos de manera constructiva y mantener la armonía en el equipo.
✅ Buscar apoyo y capacitación
Formación en inteligencia emocional: Participar en talleres y cursos sobre inteligencia emocional. Estos pueden ofrecernos herramientas prácticas para una correcta regulación emocional en el entorno laboral.
Coaching y mentoría: Trabajar con un coach o mentor que pueda guiarnos en el desarrollo de nuestras habilidades emocionales.
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✅Crear un Entorno de Trabajo Positivo
Fomentar una cultura de apoyo: Promover un ambiente donde los empleados se sientan cómodos, expresando sus emociones y buscando apoyo cuando lo necesiten.
Reconocer y celebrar logros: Reconocer y celebrar los logros individuales y del equipo para fomentar un sentido de logro y satisfacción.
La inteligencia emocional, clave ante el cambio
De sobra es conocido el concepto “inteligencia emocional”, un término introducido por R. Gardner como “inteligencia intrapersonal”. En ese contexto, la inteligencia emocional es definido como la cualidad que ayuda a la persona a conocerse a sí mismo y manejar de una mejor manera sus emociones.
En sus inicios, la inteligencia se medía solo en términos de coeficiente intelectual (CI), sin embargo, como fue demostrando D. Goleman, la inteligencia emocional va mucho más allá, ya que permite a la persona aprovechar la gestión de sus emociones para tener éxito tanto en las relaciones interpersonales, como en su desempeño laboral.
“El primer paso para poder gestionar una situación es tomar conciencia de la misma.
Así pues, cuando sentimos la incertidumbre propia de procesos de cambio en nuestra vida, debemos reconocer las emociones que estamos sintiendo de forma que aprendamos cómo gestionar las emociones en época de cambio, para que nos sirvan de ayuda a la hora afrontar esta transición.
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Posiblemente por un tema cultural y generacional, es muy común nuestra tendencia a esconder nuestras emociones, no permitirnos estar tristes, demostrar el miedo o nuestro nivel de estrés.
Sin embargo, dichas emociones tienen su utilidad; en algunos casos nos mantienen alerta, en otros logran que todo nuestro foco y atención se dirijan en la dirección adecuada o, simplemente, desencadenan otros procesos biológicos que nos ayudan a enfrentar la situación en las que nos encontramos.
¿Qué ocurre si no gestionamos bien las emociones en el trabajo?
Una inadecuada gestión emocional provoca el efecto inverso tanto para empleados como organizaciones. En lugar de ayudarnos, se convierten en un gran obstáculo para el desarrollo profesional y el rendimiento empresarial.
Como señalaba Goleman en su ensayo “Inteligencia emocional”, las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa.
Entre las consecuencias negativas desde Lukkap destacamos las siguientes:
❌ Disminución de la Productividad
Emociones negativas como el estrés y la ansiedad reducen la concentración y la capacidad para tomar decisiones efectivas, disminuyendo así el desempeño laboral. Los empleados desmotivados tienden a procrastinar, retrasando la finalización de tareas importantes.
❌ Aumento del Burnout
La falta de gestión emocional adecuada puede llevar a niveles elevados de estrés crónico, resultando en agotamiento profesional o burnout.
❌ Alta rotación del Personal
Los empleados que no se sienten emocionalmente apoyados tienden a desmotivarse y buscar oportunidades laborales en otros lugares, incrementando la rotación de personal. La alta rotación genera costos significativos en términos de reclutamiento y formación.
❌Conflictos Interpersonales
Las emociones mal gestionadas pueden resultar en una comunicación ineficaz, aumentando la probabilidad de malentendidos y conflictos entre compañeros de trabajo. La acumulación de conflictos no resueltos puede crear un ambiente de trabajo tóxico.
La gestión emocional en la era de la IA
Aunque tradicionalmente no hemos sido educados bajo un modelo que enfatiza la gestión emocional, es fundamental reconocer que «no existen emociones mejores o peores». Es natural y humano experimentar una gama de emociones al enfrentar cambios, ya que todas ellas son útiles para adaptarnos y avanzar en nuevas circunstancias.
Al combinar la toma de conciencia emocional con la importancia de las relaciones interpersonales, debemos expresar nuestras emociones de manera adecuada y sin miedo, especialmente con nuestro círculo de confianza. Este enfoque facilita sobrellevar los procesos difíciles asociados con los cambios. En la era de la inteligencia artificial, los modelos predictivos, el big data y el machine learning, ciertas capacidades humanas como la intuición, la inteligencia emocional y la gestión de intangibles son insustituibles por las máquinas. No debemos descuidar estas habilidades, tanto a nivel personal como organizacional, ya que son esenciales para nuestra sociedad.
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