¿Qué es el síndrome del impostor? Evita que tus empleados lo sufran
Tabla de contenidos
Síndrome del Impostor: Definición
El “síndrome del impostor” es un fenómeno psicológico en el cual las personas tienen dificultades para internalizar sus logros y tienden a atribuir su éxito a la suerte o a factores externos, sintiéndose como «impostores» que no merecen el reconocimiento que reciben.
El término fue acuñado por primera vez en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en un artículo titulado «The Impostor Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention». En un principio, lo describieron como un patrón de comportamiento observado principalmente en mujeres, pero luego se vio que afecta tanto a hombres como a mujeres en diferentes campos y contextos.
Es importante señalar que este síndrome no está reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría. Sin embargo, su prevalencia y efectos han sido ampliamente estudiados y reconocidos por la comunidad científica y organizaciones de salud mental.
El síndrome de impostor afecta a individuos en una variedad de campos, incluyendo el académico, el empresarial y el médico. Los estudios muestran que personas exitosas y talentosas a menudo luchan con estos sentimientos de inadecuación, lo que puede llevar a ansiedad, depresión y otros problemas emocionales. Es fundamental abordar estos sentimientos a través de la autoafirmación, el apoyo social y la terapia cognitivo-conductual para mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo.
Cuando este síndrome se expresa en el lugar de trabajo, la implantación de un Modelo de Gestión de la Experiencia de Empleado y/o Sistema de Voz del Empleado emergen como elementos que permitirán conocer a los empleados y entender sus necesidades; para desde ellas plantear una serie de alternativas que marquen la diferencia.
Características del Síndrome del impostor Laboral
El síndrome del impostor se caracteriza por una serie de pensamientos y comportamientos que pueden afectar negativamente a la autoestima y el rendimiento profesional de las personas que lo experimentan. Entre ellos, podríamos destacar:
🤔 Duda persistente de las habilidades propias: sentimiento constante de que no se es tan competente o inteligente como otros creen.
😣 Miedo a ser descubierto: preocupación constante de que los demás descubrirán que uno no es tan capaz como aparenta.
🙄 Atribución del éxito a factores externos: tendencia a explicar los logros como resultado de la suerte, el esfuerzo excesivo, o la ayuda de otros, en lugar de reconocer el propio mérito.
🧐 Perfeccionismo excesivo: establecimiento de estándares extremadamente altos y preocupación por cometer errores, lo que puede llevar a la procrastinación o al sobreesfuerzo.
😒 Autocrítica intensa: tendencia a ser extremadamente autocrítico y a enfocarse en los errores o deficiencias personales.
😅 Incapacidad para aceptar elogios: dificultad para aceptar cumplidos o elogios, minimizando los propios logros y sintiendo que no son merecidos.
🤨 Comparación constante con los demás: tendencia a compararse desfavorablemente con colegas o compañeros, creyendo que los demás son más competentes o exitosos.
😥 Ansiedad y estrés: sentimientos frecuentes de ansiedad y estrés debido a la creencia de que uno debe trabajar más duro para evitar ser descubierto como un «fraude».
😞 Sensación de no pertenecer: sentimiento de que no se pertenece realmente al grupo o entorno profesional o académico, a pesar de la evidencia del propio éxito.
Estas características pueden variar en intensidad y pueden ser más prominentes en ciertos contextos o etapas de la vida. Reconocer estos síntomas es el primer paso para abordar y superar el síndrome del impostor en el trabajo.
¿Cuáles son sus causas?
El origen del síndrome del impostor es multifacético y puede atribuirse a una combinación de factores individuales, familiares, sociales y culturales.
Factores individuales
- Personalidad y rasgos psicológicos: las personas con rasgos de perfeccionismo, autocrítica intensa y alta sensibilidad a la evaluación externa son más propensas a experimentarlo. Aquellos con baja autoestima y altos niveles de ansiedad también pueden ser más susceptibles.
Factores familiares
- Dinámica familiar: crecer en un ambiente donde se otorga excesiva importancia al éxito y al rendimiento puede contribuir al desarrollo del síndrome del impostor. Padres extremadamente críticos o que comparan constantemente a sus hijos con otros pueden sembrar la semilla de la duda sobre la propia competencia.
- Roles y expectativas de género: las expectativas tradicionales de género pueden influir significativamente, especialmente en mujeres. La presión para cumplir con estándares altos en múltiples roles (profesional, familiar, social) puede exacerbar la sensación de farsa.
Factores sociales y culturales
- Estereotipos de género: las mujeres, a menudo, enfrentan estereotipos de género que cuestionan su competencia en ciertos campos, particularmente en áreas dominadas por hombres; estos estereotipos pueden alimentar la percepción de no ser lo suficientemente buenas o competentes.
- Ambientes competitivos: entornos altamente competitivos y comparativos pueden intensificar la sensación de no estar a la altura.
Pero, ¿por qué se da más en mujeres?
Estudios han mostrado que el síndrome del impostor puede ser más prevalente en mujeres, debido a varios factores:
- Doble carga: las mujeres, a menudo, deben equilibrar las demandas de la carrera profesional con las responsabilidades familiares, lo que puede aumentar la presión y la autocrítica.
- Menor representación en altos cargos: la escasez de modelos femeninos a seguir en posiciones de liderazgo puede reforzar la idea de no ser lo suficientemente capaces.
- Expectativas sociales: las normas culturales y sociales, en ocasiones, hacen que las mujeres sientan una mayor necesidad de demostrar su competencia continuamente.
Un estudio publicado en el International Journal of Behavioral Science señala que el 62% de las mujeres en carreras científicas y tecnológicas experimentan el síndrome del impostor, en comparación con el 51% de los hombres.
Estas causas y diferencias de género destacan la importancia de abordar este síndrome de manera integral, considerando tanto las influencias personales como las sistémicas para desarrollar estrategias efectivas de apoyo y mitigación.
¿Cómo afecta el síndrome del impostor en el trabajo?
El síndrome del impostor puede tener un impacto significativo tanto en los empleados como en la empresa:
Impacto en el rendimiento y la experiencia de empleado
- Baja confianza en uno mismo: los empleados con este síndrome dudan de sus habilidades y temen ser «descubiertos» como incompetentes, lo que puede llevar a la falta de confianza en su desempeño.
- Procrastinación y perfeccionismo: la combinación de perfeccionismo y miedo al fracaso puede resultar en procrastinación o en dedicar excesivo tiempo a tareas, afectando la productividad.
- Estrés y ansiedad: el miedo constante a ser descubierto genera altos niveles de estrés y ansiedad, lo que puede afectar la salud mental y física del empleado.
- Miedo a salir de la zona de confort: los empleados pueden evitar asumir roles de liderazgo o proyectos desafiantes por temor a no estar a la altura, limitando su desarrollo profesional.
Impacto en la empresa
- Reducción de la productividad: la procrastinación y el exceso de tiempo dedicado a tareas pueden disminuir la productividad general del equipo.
- Desperdicio de talento: los empleados con más talento pueden no alcanzar su máximo potencial por evitar roles de liderazgo o desafíos.
- Alta rotación: el estrés y la insatisfacción pueden llevar a una alta rotación de personal, incrementando los costes de contratación y formación.
- Clima laboral negativo: un ambiente donde prevalece el síndrome del impostor puede afectar la moral y el trabajo en equipo, creando un clima laboral negativo.
Asimismo, nuestros datos reflejan que el momento en el que se encuentra una persona en su compañía es crucial y tiene la capacidad de impactar negativa o positivamente en su experiencia y resultados. De hecho, la falta de reto entre nuestros empleados es uno de los principales factores para que la experiencia de empleado empeore.
Esto cobra mayor relevancia considerando datos del IMEX, donde vemos que el momento profesional es determinante en la EX; pues un 42% de la muestra refirió estar en un momento de bajo reto y cierto estancamiento, lo cual se relaciona con una mayor intención de salida y una menor recomendación de la compañía como lugar para trabajar.
En este sentido, abordar el síndrome del impostor requiere esfuerzos tanto a nivel individual como organizacional, incluyendo la promoción de un entorno de trabajo inclusivo y el fomento de la confianza y el reconocimiento de los logros individuales.
En este contexto, desde Lukkap recomendamos no solo medir y gestionar la EX; si no vincularlo a las emociones que los empleados sienten en el entorno laboral.
Según datos del IMEX, un 28% de los empleados siente hastío; un 23% siente burnout en el trabajo y un 36% siente frustración; se trata de emociones que sí que podrían relacionarse con el síndrome del impostor como causa a la base; y que generan un aumento significativo en bajas por razones médicas y por ende altísimos costes a para la empresa.
¿Cómo evitar el síndrome del impostor en tus empleados?
Para combatir el síndrome del impostor en el lugar de trabajo, es crucial que los departamentos de recursos humanos implementen estrategias que fomenten un ambiente de apoyo y reconocimiento y que entiendan en qué momento se encuentra cada persona, para darle aquello que pueda necesitar.
Vamos a analizar las mejores estrategias para ello:
5 Estrategias para RRHH
1️⃣ Fomentar una cultura de retroalimentación positiva
Reconocer y celebrar los logros de los empleados regularmente puede ayudar a reforzar su confianza en sus habilidades. Esto también tiene un importante impacto en el eNPS de la compañía y en la recomendación del mánager; pues en el IMEX, hechos como “durante el último año, mi manager ha reconocido mi trabajo” impactaban muy fuertemente (más de 65 ptos) en dichos indicadores.
2️⃣ Ofrecer programas de mentoría
Conectar a los empleados con mentores experimentados puede proporcionarles orientación y apoyo, ayudándoles a ver sus capacidades de manera más objetiva.
3️⃣ Capacitación en desarrollo personal
Ofrecer formación sobre gestión del estrés, autoeficacia y habilidades de afrontamiento puede empoderar a los empleados. Entender lo que cada persona necesita para facilitar su desarrollo y que cada persona alcance su plenitud, es sinónimo de éxito.
4️⃣ Promover la transparencia
Fomentar una comunicación abierta sobre el síndrome del impostor y sus efectos puede normalizar la experiencia y reducir el estigma asociado.
5️⃣ Desarrollar programas de bienestar
Iniciativas que promuevan el equilibrio entre la vida laboral y personal y el bienestar general pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Trabajar el concepto de bienestar laboral debería estar en el centro de nuestra estrategia en la gestión de personas. Y debería estarlo por ética empresarial, por ser socialmente responsables y por pragmatismo desde el punto de vista de negocio. A personas más satisfechas, saludables y capaces, mejores resultados.
En Lukkap sabemos que el detectar retos específicos y afrontarlos con programas concretos bajo la perspectiva de la experiencia del empleado es el mejor camino para promover el bienestar y la consecución de resultados. En nuestro artículo sobre Ejemplos de Experiencia de Empleado de Empresas podrás ver algunos casos concretos como el de Telefónica, quien mediante un proceso de escucha a sus profesionales detectó las áreas críticas de actuación mejorando el equilibrio entre la vida personal y laboral (y con ello el crecimiento, promoción y fidelidad de los empleados).
Al implementar estas estrategias, las empresas no solo pueden ayudar a sus empleados a superar el síndrome del impostor, sino también mejorar la moral, la productividad y, en última instancia, el éxito organizacional. Y esto no es posible si no somos capaces de detectar lo que sucede y lo que puede llegar a ocurrir. De ahí que el people analytics se convierte en una herramienta clave que todos deberíamos conocer y empezar a usar.
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